viernes, 20 de febrero de 2015

Segundo pecado

Aquel restaurante era nuevo, así que decidió entrar para dar su “visto bueno” solo eran las doce pero ya tenía hambre. Cuando termino de comer, ya eran las tres y marcho satisfecho a casa, un maravilloso olor a tarta le invadió al entrar y se lanzo a la cocina para probar lo que cocinaba su esposa… Estaba seguro de que le quedaba espacio en la tripa para un buen pedazo de tarta de chocolate.

Acostando su enorme cuerpo en el sofá se agencio de unos panchitos y patatas chips para ver la tele, después los donuts de la merienda (con chocolate, claro) y como ya casi era la hora de cenar decidió adelantarse un poco y picar unos boquerones…

De camino al hospital se preguntaba ¿porque le dolía tanto la barriga? Parecía a punto de estallar, el dolor era tremendo…

Le hicieron una limpieza de estomago, muy desagradable, y el médico le aconsejo ponerse a dieta.

En la camilla, esperando los resultados de su análisis, vio a una ancianita que llevaba una bandeja de pastelillos y de fresas. Esta se sentó a su lado y el percibió el delicioso aroma de los dulces y las jugosas fresas.

- No, no puedo pedirle uno, es de mala educación…

La mujer salió corriendo a la llamada de un doctor, dejando la bandeja en el asiento.

No pudo resistirse, alargo la mano mirando a los lados para asegurarse de que nadie le veía, y comió un pastelillo…luego otro…y otro… y todas las fresas.

Cuando su barriga se abrió no comprendió porque, ¿Porque estaba mirando como se le salían las tripas?

Quiso pedir ayuda, pera ya era tarde para él, se había comido su última oportunidad…

¿Será esto un pecado capital?

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